El aislamiento térmico de los techos es un aspecto clave para garantizar una temperatura agradable en el hogar, tanto en invierno como en verano. Por ello, en este artículo de Acrobática te contamos cómo aislar un techo del frío y del calor, cómo realizar un aislamiento térmico de techos sin obra y las principales técnicas de aislamiento interior y exterior. ¡Sigue leyendo!
¿Qué significa aislar un techo del frío y del calor?
Lo primero de todo es aclarar qué quiere decir eso de aislar un techo del frío y del calor, para que después puedas entender cómo hacer un aislamiento térmico por el interior y por el exterior. Se trata de aplicar materiales o técnicas que minimicen la transferencia de temperatura entre el interior y el exterior de un edificio. ¿Y por qué esto es tan importante?
Pues porque el techo es una de las superficies que más intercambios de temperatura experimenta, sobre todo en viviendas con terrazas o áticos. Además, si se realiza el aislamiento térmico adecuadamente, no solo se mejora el confort de la vivienda, sino que también se paga menos por la energía necesaria para producir la calefacción o el aire acondicionado. También cabe destacar que se trata de una medida muy sostenible al reducir la huella de carbono.
¿Cómo realizar un aislamiento térmico de techos sin obra?
Ahora sí, empecemos a ver cómo aislar un techo del frío y del calor. Uno de los grandes tractivos de estos procesos es que se puede realizar un aislamiento térmico de techos sin obra. Se trata de una solución rápida y económica, evitando reformas complejas e ideal para quienes quieren tener una temperatura agradable en su casa sin complicaciones.
Estas son las opciones más comunes de un aislamiento térmico de techos sin obra:
- Pintura aislante: se aplica una pintura especial con propiedades térmicas que evitan que entre el calor en verano y lo retiene en invierno. Además, es resistente a la humedad y muy sencilla de limpiar.
- Paneles reflectantes: láminas delgadas que se colocan bajo el techo o en su superficie para reducir la transferencia de calor, especialmente útil en espacios pequeños como garajes o áticos.
- Fibras aislantes portátiles: son rollos de fibra o lana mineral que se pueden colocar sobre la superficie de un techo falso para evitar que el calor entre o salga. Es una solución temporal, pero muy efectiva.
¿Cómo hacer un aislamiento térmico por el interior?
Cuando hablamos de cómo aislar un techo del frío y del calor, podemos hacerlo de aislamiento térmico interior o exterior. Normalmente, en viviendas donde modificar el exterior del edificio no es posible, el aislamiento térmico por el interior es una opción frecuente, sobre todo en tejados ya construidos. Estas son algunas técnicas que se suelen usar:
- Placa de yeso laminado con aislamiento integrado: también conocidas como paneles sándwich, tienen una capa de material aislante como poliuretano o lana de roca que se fija directamente al techo, consiguiendo una reducción de la pérdida de calor en invierno.
- Lana mineral o fibra de vidrio: se coloca entre la estructura del techo y una capa de revestimiento. Así se forma una barrera eficaz contra la transferencia de temperatura.
- Espuma de poliuretano proyectada: se trata de un material que se aplica en forma líquida y se expande para sellar cualquier grieta. Es un método muy eficaz, aunque tiene que ser trabajado por profesionales.
¿Cómo hacer un aislamiento térmico por el exterior?
En el caso de que se busque una solución más duradera en el tiempo y con máxima eficiencia, es importante saber cómo hacer un aislamiento térmico por el exterior. Se trata de un método por el que se aplican materiales aislantes en la parte superior del techo con el fin de protegerla de las inclemencias climáticas. Estos son los principales métodos de aislamiento exterior:
- Cubiertas invertidas: se coloca una capa de material aislante, como poliestireno extruido, en la superficie del techo con una capa de impermeabilización (impermeabilizar terraza correctamente), siendo una opción excelente para terrazas transitables.
- Paneles sándwich para exteriores: estructuras compuestas por dos capas rígidas que tienen un núcleo aislante. Su gran ventaja es que tienen mucha resistencia al frío y al calor.
- Impermeabilización con materiales aislantes: como las membranas líquidas con propiedades térmicas, que protegen de las filtraciones de agua (terrazas) y mejoran su aislamiento.
- Pintura aislante exterior: se aplica en superficies exteriores para mejorar la capacidad de repeler el calor, además de proteger contra la humedad.
Consejos finales sobre cómo aislar un techo del frío y del calor
Para que tengas muy claro cómo aislar un techo del frío y del calor, te dejamos algunos consejos a modo de resumen:
- Evalúa las condiciones climáticas de tu zona: según el lugar donde vivas, las necesidades de (tipos de) aislamiento térmico pueden cambiar. Por ejemplo, si vives en una zona muy calurosa, debes elegir materiales que reflejen el calor. En cambio, si vives en un clima muy frío, te vendrá mejor una solución que retenga la temperatura.
- Combina soluciones: ¿te has planteado que soluciones de interior y exterior son compatibles entre ellas? Es decir, para maximizar la eficiencia puedes combinar la pintura aislante en el exterior y la lana mineral en el interior.
- Consulta a un profesional: un técnico especializado, como los de Acrobática, identificará fácilmente los puntos débiles de tu techo y elegir el sistema de aislamiento que mejor funcionará en tu edificio.
- Mantenimiento regular: no solo es importante instalar la mejor solución para tu vivienda, sino también inspeccionar el techo periódicamente para detectar posibles deterioros, especialmente en zonas expuestas, como las terrazas.
- Prioriza la sostenibilidad: los paneles de celulosa o fibras naturales son materiales ecológicos, por lo que ayudan al cuidado del medioambiente.
En resumen, saber cómo aislar un techo del frío y del calor es fundamental para mejorar el confort de tu hogar. Además, como has leído, es posible hacer un aislamiento térmico de techo sin obras ni complicaciones, así que no tienes excusa para seguir retrasándolo. ¡Ya verás cómo notas la diferencia!